Calidad, manipulación e higiene

jueves, 26 de agosto de 2010

 Se deben elegir los tomates frescos, con la piel lisa y suave al tacto. No deben estar blandos ni tener manchas en la piel, ya que esto último indica que el producto está deteriorado. Conviene comprarlo semimaduro porque sigue respirando (madurando) durante el almacenamiento. Si se va a consumir crudo conviene lavarlo con abundante agua para eliminar cualquier germen. Aunque no necesitan condiciones especiales de conservación, se pueden igualmente colocar en la heladera. Si está entero se lo puede guardar de seis a ocho días y en zumo natural o triturado, se conserva un máximo de dos días. Su piel y su acidez, permiten que no haya pérdidas significativas de vitaminas. El tomate crudo no resulta apto para la congelación ya que se reblandece, aunque sí se puede utilizar para cocidos, guisados y salsas.

0 comentarios: